Hace algunos años, mi amiga M y yo llegamos a la conclusión de que los hombres tienen un "chip" especialmente diseñado para volver locas a las mujeres. Cada vez que un hombre hace algo que no podemos comprender, y lo que es peor, que nos impulsa a pasar horas buscando una explicación, decimos: "¡El chip coño, el chip".
Estaba yo en mi cama, cerca de las 11 de la noche, esperando mi usual cita con Grisson y el crimen en Las Vegas, cuando un ruido familiar me indicó que había un nuevo mensaje en mi celular. "¿Cuál de mis amigas tendrá una crisis existenciala esta hora?", pensé, tomando con desgano el aparato mientras Gil Grisson y Catherine Willows llegaban a la escena del crimen.
El número me era desconocido, de hecho, era internacional. Tuve que leer las 4 líneas del mensaje para saber de quien se trataba. Cuando lo descubrí, la enfermera muerta en un baño de Las Vegas perdió toda importancia.
Un chico con el que estuve en mi último viaje a Europa, y con quien sólo había mantenido conversaciones casuales desde que regresé, me mandaba un mensaje para saludarme. El estaba en Londres, donde por cierto eran las 3:00 am; conociéndolo debía estar en una rumba o llegando de una ¿por qué a esa hora y en esa situación me manda un mensaje a mi?.
Mi amigo Ro siempre me dice: "los hombres tienen un pensamiento lineal, lo que dicen o hacen es, ni más ni menos, lo que están diciendo o haciendo".
Aquí es cuando la cosa se complica. Las mujeres, cuando un hombre les gusta muchísimo, empiezan a buscar un significado oculto en cada una de las acciones del sujeto y este significado debe inclinar la balanza hacia sus posibilidades. En esta búsqueda e interpretación de presuntas señales es cuando nos volvemos locas.
Ahí estaba yo, celular en mano, completamente incapacitada para entender por qué coño un tipo que está al otro lado del mundo me manda un mensaje a las 3.00 am para saludarme y comentarme la vida nortuna en londres!!!!!!!!!!.
Si seguimos el concepto de Ro, el sujeto se acordó de mí y me mandó un mensaje. Punto. Sin ninguna intención ulterior. Pero como somos mujeres con aseguramos: "¡Piensa en mi y no en otra que podría estar más cerca!, ¡Piensa en mí porque soy inolvidable y le gusto!, pero él sabe que estamos separados por un océano y bla, bla, bla. La historia que comenzó en Europa como una porno barata terminó convertida, gracias a la mente femenina, en un culebrón.
Pues yo me niego a que el "chip" masculino de cosas inexplicables me vuelva loca. Amo recibir mensaje cuando menos lo espero, me hace sonreír y sentirme dichosa, al igual que las llamadas telefónicas que salen de la nada para decirme "sorpresa" (cosa que también hizo una vez). Decido quedarme con la parte buena: alguien que está muy lejos piensa en mí de vez en cuando. No con largas conversaciones femeninas con olor a Tequila donde un grupo de mujeres concluye que todo se debe al chip ("te quiere volver loca amiga").
La vida debe tratarse de recibir lo que te hace feliz sin tratar de exprimirlo para sacarle más felicidad, ya que en ese proceso de "extracción" no nos permitimos disfrutar el momento. En vez de preguntar ¿por qué?, sólo voy a decir ¡gracias!.